1 de Junio, martes.  2010
           
            Querida Amahú,

            Hoy te tengo que contar que Ama me ha llevado al vete a que me pongan una cosa que se llama “vacuna”. Es una inyección que te ponen todos los años para que no te vuelvas muy rabioso y te dé por morder así porque sí. La verdad es que no me he enterado, un pinchacito de nada en el lomo y ya estábamos fuera.
            El vete le ha dicho a Ama que me nota bastante más delgado, lo cual es bueno porque según él, me había puesto demasiado gordinflo. Ama le ha contado que últimamente me he vuelto algo  tiquismiquis para comer. Ya no me zampo la comida de Valentina ni estoy siempre al lado de la mesa por lo que pueda caer y los dos han dicho que debe ser por los calores y porque  ya voy siendo mayor.
            Yo no sé si será por eso que decían pero lo cierto es que sí, que ahora empiezo a notar como si tuviera la barriga llena o por lo menos ocupada con algo extraño. También es verdad que ya no soy aquel zampón que se tragaba todo lo que caía a boca, pero bueno, lo importante ahora es que no me volveré rabioso ni me dará por morder a nadie así a lo tonto. Y ahora que lo pienso, yo no he mordido nunca a nadie, quizás porque nunca me he metido con nadie ni me han gustado las peleas. Es una tontería eso de pelearse, todos acaban luego sintiéndose fatal.

4 de Junio, viernes.

            Amahú, estoy empezando a preocuparme. No me encuentro bien y no sé cómo explicárselo a Ama porque no quiero que sufra. Me duele bastante la barriga y es como si tuviera un peso ahí metido dentro que se hiciera grande y me quitara la gana de comer.
            Esta mañana he salido con Ama y el señor de las clases tempraneras y hemos ido hacia  Palacio, como siempre y cuando íbamos por la mitad, yo ya no podía seguir de lo molesto que me encontraba y entonces Andrés, el señor que entiende mucho de perros y a mí me quiere mucho le ha dicho a Ama: Parece que Can no anda hoy muy a gusto, si quieres nos volvemos y seguimos la clase en tu casa. Y nos hemos vuelto y la verdad es que se lo he agradecido.
            Yo noto que me encuentro mejor tumbado y con la barriga al fresquito de algún suelo de losetas. Paso muchos ratos debajo de la cama de Wisi, que ya terminó las clases y se marchó para su pueblo. Creo que Ama se ha dado cuenta de que no estoy del todo bien pues ayer la oí que le decía a Marina que me encontraba raro últimamente y que me daban unos temblores que antes no me habían dado. Y esto es verdad. No sé.

10 de Junio, jueves.

            Mi querida Amahú:

            Ama me ha llevado al vete. Dice que no le gusta cómo estoy y el hombre entonces ha dicho que me iba a hacer una analítica. Me ha afeitado un trozo de pata y me ha sacado sangre. Era una cosa roja que salía y con ella se iba llenando un tubito de cristal, así se sabe luego si me pasa algo malo o no. Cuando hemos ido por la tarde a recoger los resultados, Ama se ha llevado un disgusto horroroso y que no esperaba pues el vete le ha dicho que había encontrado algo feo que era que tenía alteradas las funciones del hígado y del riñón pero que estaba todo ello aún muy al principio. Así que me ha puesto un tratamiento que él ha dicho que era “muy agresivo” y que en unos días repetiría la analítica a ver cómo habían ido las cosas.
            El tratamiento agresivo son unas pastillas grandísimas que te tienes que tragar varias veces al día, dos o tres veces y están horrorosas. Como yo me niego en redondo a tragar eso, Ama las disuelve en agua y me las mete en la boca con una  jeringuilla. La mitad se cae al suelo porque, de verdad, Amajú, es que tienen un sabor que te mueres. Yo lo siento por ella porque le organizo unos ciscos de mucho cuidado y ella venga a decirme que anda, Can, que son para que te pongas bueno, pero yo nada. Sé que no me estoy portando bien.


12 de Junio, sábado.
           
            Querida Amahú:

            No me encuentro mejor, yo creo que casi peor. Me cuesta mucho estar de pie y me paso largos ratos debajo de la cama de Wisi desde donde veo a Ama cuando ella anda por el saloncito.
            Hoy lo he pasado fatal porque de repente me ha entrado un temblor de espanto y me castañeteaban los dientes y echaba como espuma por la boca y Ama se ha llevado un susto horrible y me cogía y me decía Can, Can, cariño, pero ¿qué te pasa? Luego he empezado a vomitar una cosa amarilla que estaba agria, agria, que casi que me raspaba la garganta de ácida que estaba y Ama ha llamado a Marina, toda asustada y Marina ha venido en seguida y traía palitos de esos que me da siempre y que me gustan tanto pero, qué va, no podía ni levantar la cabeza. Hemos ido al vete y él ha dicho que era un ataque de epilepsia y que no le gustaba nada el que el tratamiento agresivo no empezara ya a dar resultados claros.
            Yo siento todo esto mucho por Ama, porque  veo lo preocupada que está por mi culpa, pero no puedo hacer nada. Valentina también se ha dado cuenta de que no estoy bien y ahora se pasa muchos ratos conmigo, preguntándome si me encuentro mejor y si puede hacer algo por mí. Ella dice que nunca olvida que me debe la vida, por cuando la salvé de aquello de la alcantarilla hace ya muchísimo tiempo. Valentina es muy agradecida.
            Esta mañana no he podido acompañar a Ama al mercadillo de los sábados, con lo que me gusta a mí ir con ella y meterme por debajo de los puestos, pero me encontraba francamente mal.


13 de Junio, domingo.
           
            Querida Amahú,

            Hoy dice Ama que es San Antonio, pero no el Sanantón de las bendiciones sino otro que te encuentra las cosas cuando las pierdes. Empieza a hacer calor y yo siento una sed horrible. Estoy bebiendo agua a cada momento y Ama dice que eso es bueno. Ha venido Marina a ver cómo estaba yo y hablaban de que ya cumplí 11 años hace poco. No sé si tener once años es de por sí una enfermedad. El vete le dijo a  Ama que el lunes sin falta, o sea, mañana, me lleve a ver cómo voy evolucionando. No sé yo, lo que sí estoy seguro es que mejor no me encuentro, eso lo tengo clarísimo. Ahora ya es que ni comer me apetece en ningún momento. Ama ha probado a traerme lo que sabe que más me ha gustado siempre, pero ni aún así. Sólo oler a comida me dan ganas de vomitar y verde. El teléfono no para de sonar en casa preguntando a  Ama por mí. Noto que cuando ella les contesta, le sale una voz diferente a la de siempre, como si estuviera a punto de echarse a llorar y yo no quiero que  Ama llore, eso lo último. Voy a ver si consigo tragar algo de lo que me da con la jeringuilla que ha traído para alimentarme y que por lo menos se ponga un poco contenta de ver que algo sí que he comido.


14 de Junio, lunes.
           
            Querida, querida Amahú:

            Creo que me estoy poniendo peor. Los temblores que me dan me sacuden todo el cuerpo y sólo me apetece estar tumbado en la habitación del piano que hay losetas fresquitas. Valentina va y viene una y otra vez a ver si quiero algo y me encuentro un poco mejor pero no, no estoy mejor y siento que me fallan las patas para andar.
            Aún así hemos ido al vete. Me costaba muchísimo andar pero quería pasar con Ama por donde están las margaritas gigantes. A  Ama le gustan mucho esas margaritas y siempre dice que tenemos que hacernos una foto los dos, delante de ellas. Bueno, pues ha pasado que el vete se había tenido que ir urgentemente a no sé qué de unos caballos que se habían puesto muy malitos y no estaba, así que mañana volveremos sin falta. Yo quería decirla a Ama que no se enfadara, que los caballos también se ponen malos pero que luego se nos pasa y ya está. Pero ella iba toda enfadada diciendo que sabiendo cómo estaba su perro de malo, va el tío y se larga a curar caballos. Y decía tacos y todo de lo rabiosa que estaba Ama.

15 de Junio, martes.
           
            Mi muy querida Amahú,

            He pasado una noche muy tonta, así que en cuanto ha sido la hora, hemos ido al veterinario. Yo ya no podía tenerme derecho y Ama me ha llevado en brazos. Como ahora ya no estoy tan gordinflo, aunque le costaba bastante, me ha podido llevar. Al pasar por donde las margaritas las he mirado pero ellla ni se ha fijado en esas flores, tan preocupada iba que hasta casi corría conmigo a cuestas. Me he dado cuenta de que iba llorando.
            Al llegar ya había otros perros esperando, seguramente para que los vacunaran pero nada más vernos, el vete ha dicho que pasáramos los primeros. Cuando ha vista la cara que llevaba Ama, le ha dicho que se tranquilizara, y le ha preguntado como había pasado yo estos dos días. Ama le ha explicado como ha podido lo que había sucedido y entonces él me ha empezado a palpar y de repente ha puesto una cara muy preocupada y ha dicho que no le gustaba nada lo que acababa de descubrir y que me iba a hacer una radiografía inmediatamente. Me ha tumbado en una cama de metal en una salita oscura y ha salido una foto de yo por dentro. Al verla el veterinario ha dicho:
-No me fastidies, con esto sí que no contábamos. Tiene el páncreas invadido y veo tres puntos de metástasis en los pulmones. ¿Qué hacemos?
Mi Ama se ha casi caído al suelo y si no es porque el vete la coge de un brazo, se cae del todo.
            Entonces ha dicho que me iba a operar inmediatamente a ver si se podía hacer algo y le ha preguntado a Ama que en caso de ser inútil el tratar de prolongar la enfermedad, que “si le autorizaba”…
            Ama le ha dicho que lo único que quería es que yo no sufriera, que lo dejaba en sus manos si no había más solución.
            José Antonio, el veterinario, le ha explicado que la naturaleza es rapidísima en estos casos y que muchas veces, en los animales, la cosa transcurre en dos semanas desde que se empieza a desarrollar.
- No sabes cuanto lo siento, Charo, le ha dicho el hombre a Ama, no sabes cuantísimo lo siento. Sé lo mucho que quieres a Can y la verdad es que es un perro muy especial este animalillo.
            Ha llamado a Vanesa, la enfermera y le ha dicho que preparara la anestesia. La chica ha entrado y se ha abrazado a  Ama llorando. “Cuánto lo siento, Charo, cuanto lo siento, de verdad” Y como las dos lloraban fuerte, la gente que esperaba afuera se ha enterado y han entrado y abrazaban a Ama y Vanesa les decía: Este perro es un cielo y fíjense lo que vamos a tener que hacer  con él. Su ama no quiere que sufra y es lo mejor para él.
            Entonces José Antonio le ha dicho a Ama que me subiera a la mesa, que iba ya a dormirme. Y, ya en la mesa, he sentido el cuerpo de Ama abrazarse al mío, he sentido su pelo blanco enredándose con mi pelo, blanco también, y sus manos colocando mi cara frente a la suya. Enseguida he notado que me han pinchado en la pata de siempre y que un líquido fresquito me llenaba todo el cuerpo. Todo ha empezado a dar vueltas y vueltas y a girar en torno a mí poniéndose ya cada vez más borroso. Lo último que he distinguido con claridad ha sido la mirada de Ama que en medio de una luz inmensa volaba al cielo con la mía. Al fondo te he visto a ti, Amahú, que me esperabas con los brazos abiertos y me decías:
            Can, mi Can, ahora ya sí que no nos vamos a separar nunca más.
            Y con vosotras a mi lado, me he dormido para siempre.

19 junio 2010

Anoche estuve al lado de tu cama.
Estuve a tu lado cuando te levantaste y cuando desayunabas y sé que estabas imaginando que me acariciabas y me rascabas la cabeza.
Estuve a tu lado cuando saliste a la calle y caminé contigo.
Yo también te echo de menos.
Estuve y estoy a tu lado en tu tristeza y yo también quisiera estar cerca para moverte la cola y dejarte saber cuanto te quiero.
Estuve a tu lado cuando sacaste la llave para abrir la puerta de la casa y si me pudieras haber visto, habrías notado mi alegría.
Suavemente traté de levantar mi pata para poder tocarte y que supieras que era yo, tu mejor amigo, pero ya habías entrado.
Estuve a tu lado cuando te dejaste caer en el sillón abatida y a pesar de lo mucho que lo intenté, no pudiste darte cuenta de que yo estaba junto a tus pies.
Para mí es posible estar junto a ti todos los días y quisiera que comprendieras que te quiero tanto que aunque haya partido, jamás me iré de tu lado completamente.
Estuve contigo cuando sonreíste y creo que me sentiste muy cerca.
El día casi ha terminado y cuando vayas a la cama, trata de descansar y dormir, no te preocupes por nada, yo te cuidaré.
Y cuando el tiempo llegue y puedas cruzar este puente que es como un mágico Arco Iris, correré a tu encuentro para recibirte y, como siempre, caminaré a tu lado.
Tengo tantas cosas nuevas que mostrarte, pero sé paciente y vive lo que tienes que vivir.
Luego, vente conmigo a casa para que podamos estar juntos ya para siempre.